El municipio de Romangordo se encuentra situado en la
vertiente nororiental de la Comunidad Autónoma de Extremadura, en la provincia
de Cáceres, cerca del límite con la provincia castellana de Toledo.
Definir a la población de Romangordo es decir que es un
museo al aire libre, abierto todas las horas del día, y que se puede disfrutar
todos los días del año. Se trata de el pintado de trampantojos (ilusión óptica
o trampa con la que se engaña a una persona haciéndole creer que ve algo
distinto a lo que en realidad ve) y escenas típicas del mundo rural décadas
atrás, llenando las calles de un colorido y una originalidad que sorprende al
visitante a cada vuelta de esquina.
Si bien es cierto que iniciativas de este tipo se vienen
realizando en otras poblaciones, no es menos cierto que el caso de Romangordo
llama la atención. Primero por la calidad de los trabajos y la recreación de
oficios y lugares que evocan a antiguos moradores de este pequeño y activo
pueblo y segundo por la proliferación de los mismos, superando ya el medio
centenar de murales y puertas de cocheras pintadas.
Viajar a este mágico pueblo significa disfrutar de imágenes
que marcan la identidad de un pueblo, ya
que el Ayuntamiento propone un recorrido que además de las pinturas pasa por
otros atractivos turísticos ya consolidados, como La Casa de los Aromas, el
Ecomuseo del Tío Cáscoles o el centro de interpretación de la Ruta de los
Ingleses.
La población ya contaba con una afluencia de visitantes más
que aceptable -dado que también tiene varias rutas senderistas recuperadas y
señalizadas y el yacimiento de Medina Albalat- su intención es proseguir con
esta iniciativa para que el turismo siga creciendo.
Pero es a raíz de
querer recuperar rincones y espacios desaprovechados, que además daban mala
imagen, y de algún viaje por ahí, en este caso a Zamora, donde vieron como
trataban muros de este tipo.
Nuevas tecnologías
En las pinturas se han insertado códigos QR para que los
visitantes puedan hacer sus propias visitas guiadas, recomendadas para toda la
familia al ser una actividad muy visual.
Además de la evidente atracción turística, también se ha
querido conservar la memoria de un pueblo a la vez que hacer un homenaje a los
vecinos, pues en buena parte de los casos son personas reales las que se ven
representadas en paredes y puertas.
De este modo tienen cabida el antiguo fabricante de
gaseosas, el zapatero, el herrero, los molinos de trigo y el de aceite, un
gallinero, el vareo de olivos, la cocina de migas, la siega, niños jugando en
la calle, el rincón del burro, el bordado de un mantel, el ordeño de una vaca,
la barbería, arar con bueyes, la taberna, la recogida de la miel, los
emigrantes, el sastre, las floretas,... y así más de 50 composiciones.
Artistas extremeños
De su creación se están encargando, principalmente, tres
artistas extremeños pertenecientes al colectivo Muro Crítico. Se trata del
placentino Jesús Mateos Brea; de Jonathan Carranza 'Sojo', de Madrigalejo, y de
David Bravo 'Chefo', de Moraleja, artífices de los murales, los más laboriosos
debido entre otras cosas a su envergadura, mientras que para las puertas
cuentan con la ayuda de otras dos personas.
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